viernes, 22 de noviembre de 2013

Observación de un posible caso de psicosis y sinthome



Resumen

El presente trabajo busca explicar el origen y desarrollo de la estructura psicótica, como también, el rol que desempeña en ésta el sinthome desde una mirada psicoanalítica, reconociendo las principales características y relaciones entre ambos conceptos. Para esto, mostraré el caso de un hombre que tras ocho años de presentar posibles síntomas de tipo psicótico, habría compensado parcialmente su desorganización mediante la formación de un sinthome particular. Describiré brevemente la historia familiar y biográfica del sujeto para vislumbrar el origen de la posible psicosis, su evolución y posterior resolución parcial, terminando con algunas consideraciones finales respecto al caso.

Palabras claves

Psicosis, sinthome, psicoanálisis, complejo de Edipo, Otro en la psicosis.

Introducción

Esta presentación la construyo a través de una experiencia personal, que me lleva a indagar sobre la psicosis y los modos de comprensión del funcionamiento del sinthome. En este contexto, el objetivo investigativo es brindar información al lector sobre la estructura psicótica y ahondar sobre la importancia de conocer el rol del sinthome para el tratamiento de pacientes psicóticos.
Con respecto a los trabajos sobre psicosis, se desprenden tres propuestas fundamentales en la literatura psicoanalítica. Por un lado, Melanie Klein (1965) será la primera en comenzar a tratar la psicosis, aludiendo a que en la clínica, es posible un paso de la psicosis a la neurosis; al igual como en el niño habría un constante devenir entre la posición esquizo-paranoide y la posición depresiva. No obstante para Freud, (1913) el tratamiento analítico estaba hecho preferentemente para el trabajo con neuróticos, ya que la psicosis, al ser estructural impediría tal devenir. Así lo entenderá Lacan (1975-76) quien por primera vez, hablará del concepto de sinthome, para explicar cómo algunas psicosis lograrían compensarse parcialmente mediante una formación substitutiva y precaria; la cual permitiría a la personalidad psicótica tener algún anclaje con la realidad, mediante una adaptación conductual.
Por tal razón, y con el proposito de ayudar a la comprensión de la relación entre psicosis y sinthome, mostraré el caso de un hombre con probable organización psicótica; el cual habría compensado su estructura mediante un sinthome particular; y a quien llamaré por el seudónimo de R.M
Entrado en la adolescencia, éste comienza a expresar cambios bruscos en su conducta, los cuales desembocan en la manifestación de posibles síntomas psicóticos (delirios, alucinaciones, e hipocondría). Ésto acarrió que el sujeto pasara los últimos 8 años de su vida en un ir y venir entre posibles brotes psicóticos y compensación; entre contacto con el mundo exterior y aislamiento doméstico. Esta fragilidad provocó en R.M, una absoluta incapacidad para mantener en el tiempo actividad alguna; ni pensar en un plan de estudios y los trabajos esporádicos que lograba obtener, eran rápidamente abandonados.
Con todo en su contra, R.M postula y es aceptado en un curso de formación técnica para el trabajo, de iniciativa gubernamental el cual le ofrece un título técnico en el area de mayor interés para él, la computación. Ahora bien, si la tendencia de R.M era abandonar y renunciar a mitad de camino todo tipo de proyecto personal; paradójicamente, con el inicio del estudio técnico ocurrió absolutamente lo contrario. R.M hasta el día de hoy asiste sin inconvenientes a las cátedras, obtiene buenas calificaciones, a mejorado su ánimo y lo más importante, la posible sintomatología psicótica ha desaparecido.
Así pues, el problema de investigación busca comprobar la probable organización psicótica de R.M, a la luz de la teoría psicoanalítica, cotejando al mismo tiempo, si el ingreso del sujeto al curso de capacitación laboral  actuó o no como sinthome.

Desarrollo de la psicosis en la teoría psicoanalítica

Según Chemama y Vandermersch (1998), no hay una definición propiamente psicoanalítica de la psicosis, pero ha sido tarea del psicoanlálisis haberse esforzado a través de sus teorías en iluminar los mecanismos psíquicos que conducen a la psicósis, delimitanto con ello, su campo en relación con el de la neurosis. Si Freud sigue siendo el adelantado ineludible de los avances teóricos en materia de psicosis, fue seguido de distintas maneras en los desarrollos científicos posteriores de los otros adelantados como Klein, Winnicott y especialmente Lacan.
En este contexto, la psicosis es una organización de la subjetividad en la que Freud vió una forma epecífica de pérdida de la realidad con regresión de la líbido sobre el yo y con eventualmente, la constitución de un delirio como tentativa de curación. Posteriormente, para Lacan el mecanismo constitutivo de la psicosis será la forclusión del Nombre-del-Padre (Chemama y Vandermersch, 1998, p. 546).
Las afirmaciones teóricas de Freud sobre la líbido infantil le hacen llevar el punto débil de los psicóticos a la fijación en el estadio del autoerotismo y del narcisisimo primario, etapa obligada de toda construcción libidinal; agregando que los psicóticos tendrían en esencia una líbido vuelta sobre el propio cuerpo, en donde una percepción interna sería sofocada, apareciendo en su lugar una percepción venida del exterior. (Laplanche y Bertrand, 1996, p. 322-323).
Así mismo y después de elaborar su segunda tópica, Freud deslindará el campo de la psicosis en un conflicto entre el yo y el mundo exterior, mientras que el campo de la neurosis, a un conflicto entre el yo y el ello (Freud, 1924). De este modo, la pérdida de la realidad presente en ambas estructuras, será un dato inicial en la psicosis, donde un sustituto de la realidad ha venido en lugar de algo forcluido. Mientras que en la neurosis, la realidad es reacomodada dentro de un registro simbólico. (Chemama y Vandermersch, 1998, p. 549).
Por su lado, Lacan (1957-58) retomará la perspectiva freudiana sobre el narcisismo de 1914, para construir la teoría del fracaso de la metáfora paterna como base de todo proceso psicótico. Dicha metáfora, tendrá la función de establecer la aceptación por parte del niño de lo simbólico, apartándolo para siempre de los significantes primordiales de la madre (represión originaria). De esta forma, se asegura la perpetuación del deseo que incidirá en la elección de un objeto distinto de la madre. Sin embargo, si hay fracaso de la represión originaria, habrá forclusión y rechazo de lo simbólico; el cual resurgirá en el momento en que el sujeto se vea confrontado con la función paterna.
Para Lacan, (1955-56) las circunstancias desencadenantes de la psicosis serán precisamente aquellas que instan al sujeto a asumir la realización del significante padre a nivel simbólico; por lo que ha falta de metáfora paterna, lo no simbolizado reaparecerá en lo real, irrumpiendo como una metáfora delirante. Desde este momento, el Otro materno será portador de un saber absoluto y la imagen a la que la función paterna se reduce no se inscribirá en ninguna dialéctica triangular.
Lo anterior resulta sumamente esclarecedor en muchas situaciones clínicas donde el sujeto en cierta encrucijada de su historia biográfica, se ve confrontado con ese déficit que existe desde siempre, mostrando el psicótico una imposibilidad para tomar un lugar como sujeto en temáticas específicas para cada individuo.
En añadidura, cuando hay puntos estructurales que impiden la metaforización, el psicótico responderá con el delirio o la alucinación, como irrupción de lo real en aquello que se debería metaforizar.

Origen de la psicosis

Con respecto al origen de la psicosis, se reconocen desde las variadas perspectivas del psicoanálisis, algunos puntos en común. A pesar de las diferencias teóricas de cada autor, todos a su modo comprenden en las psicosis alguna falla significativa anterior al complejo de Edipo; que perjudicaría en mayor o menor proporción, el paso por este momento estructurador.
Si bien las psicosis infantiles permanecieron desconocidas en el campo de la psiquiatría hasta comienzos del siglo XX,  en donde las diferentes patologías mentales se clasificaban bajo el título de retrasos congénitos o adquiridos serán los psicoanalístas quienes apoyándose en la teoría de Freud, pondrán el acento sobre el desarrollo psíquico precoz a partir de las primeras experiencias vividas por el niño en el seno de su familia. Esta constatación, permitirá establecer que las psicosis pueden manifestarse ya en los momentos iniciales de la vida, y se caracterizarán, por modos de estructuración mental que darán lugar a diferentes cuadros clínicos (Chemama y Vandermersch, 1998, p. 555).
Por ejemplo, Margaret Malher (1984) describió una forma de  psicosis precoz; a la cual demoninó “psicosis simbiótica”; causada por un intenso vínculo del niño con su madre; relación que no progresaría hacia la investidura de ésta última como separada de él. El niño conservaría un muy precario contacto con la realidad y en el plano del comportamiento, éste conservaría una singular intolerancia a toda frustración que lo introduzca en un proceso de separación-individuación.
Recapitulando hasta el momento, esclarecí a grosso modo que la génesis psicoanalítica de la psicosis se explica por una falla significativa en los momentos iniciales de la vida. Por tal motivo, el siguiente punto será explicar de forma más precisa cómo se produce paso a paso esta falla significativa anterior al Edipo llamada psicosis; siendo lo más apropiado, comenzar esclareciendo a grandes rasgos qué es el complejo de Edipo.
Según Chemana y Vandermersch (1998), éste corresponde al conjunto de investiduras amorosas y hostiles que el niño hace sobre los padres durante la etapa fálica; el cual debe conducir a la desaparición de dichas investiduras y a su reemplazo por nuevas identificaciones. Lacan destacará la importancia de la metáfora paterna como aquella función que constituye el principio eficaz del Edipo, poniendo en evidencia su función de promover la castración simbólica.
Por tal razón, explicaré los tres tiempos del Edipo en Lacan, para así, esclarecer cómo se originaría la psicósis.

Los tres tiempos del Edipo en Lacan

Según Lacan, (1957-58) en el primer tiempo del Edipo el niño está cautivo en una relación fusional con la madre, en donde éste, como único objeto de deseo materno, está en posición de objeto, no de sujeto. A su vez, el niño está aislado y desprovisto de todo lo que no sea el deseo del Otro materno.
En el yo (je) del niño aún no hay nada, al menos en principio sólo se puede hablar de un yo latente o yo-madre. Este yo (je) latente, se constituirá en el Otro materno, produciéndose una identificación primaria o intercambio, en donde el yo (je) del niño se va al lugar del Otro materno y el yo (je) de la madre se convierte en el Otro del sujeto. De manera que se genera una sensación de completud, en donde la madre tiene el falo y el niño es el falo de la madre; la madre completa al niño y el niño completa a la madre. Si la madre no está, el niño no es, ya que no existe separación.
De forma que el primer tiempo edípico es una completud total, un estado de omnipotencia en que el niño es investido fálicamente cubriendo la falta de la madre y en donde el psicótico quedará atrapado.
El segundo tiempo del Edipo para Lacan, (1957-58) es el momento en que el padre se hace notar como interdictor.
Se afirma en su presencia privadora mediante el discurso materno, enunciando una “prohibición”, un “no”, que se transmite donde el niño recibe el mensaje de la madre. Por tal razón, para el niño la presencia del padre es vivida como intrusiva, generando en éste incertidumbre y frustración. Por tal motivo, el niño comenzará a constatar que la madre desea otra cosa más que a él, entrando en cuestionamiento de su posición fálica e instaurándose así, la ambivalencia de la función paterna. Por un lado, el padre es un rival al quitarle al niño su objeto de deseo pero al mismo tiempo, el padre es el objeto de deseo de la madre; lo que acarrea que sea idealizado imaginariamente por el niño, ocurriendo un primer desplazamiento del objeto fálico de ser el falo la madre, a tener el falo el padre. Al mismo tiempo, el desear a otro significa también que la madre está castrada, ya no es todo, algo le falta y lo que le falta no es él. El niño interroga al Otro materno y tras recorrerlo entero, encuentra siempre al Otro del Otro su propia ley. Ésto hace que al niño le vuelva la ley del padre como privadora de la madre. Lo que desprende al sujeto de su identificación, lo liga, al mismo tiempo, con la primera aparición de la ley.
Lo esencial en este segundo tiempo dirá Lacan (1957-58), será que la madre deberá fundamentar al padre como mediador de lo que está más allá de su ley y de su capricho; ya que de ésto dependerá que el niño acepte o no acepte al padre como aquel que priva o no priva a la madre del objeto de su deseo. Si la madre se somete a la ley, esta falta permitirá al niño escapar de la psicosis, saliendo a lo simbólico; apareciendo la falta y con ella el deseo.
En el tercer tiempo, para Lacan (1957-58) el padre se revelará en tanto que él tiene el falo y de ésto dependerá la salida del Edipo del niño. Es preciso que lo que el padre ha prometido en el segundo tiempo, lo mantenga; éste debe dar alguna prueba que tiene el falo y deberá intervenir como el que lo tiene, no como el que lo es. El padre puede dar a la madre lo que ella desea y puede dárselo porque lo tiene, no porque lo es.
En este tiempo, lo fundamental radica en la nueva identificación del niño con la función paterna. Ahora el padre tampoco tiene el falo, dejándo de ser idealizado imaginariamente por el niño, volviéndose simbólico y carente. De esta manera, ahora el padre también está castrado, por lo que el falo es lanzado a la cultura, estableciéndose el falo como un cuarto elemento. En este sentido, el falo quedará reinstalado en la cultura, impidiendo así, el goce incestuoso y permitiendo al niño elecciones de objeto fuera de la familia.
De ahí la importancia de la función paterna dirá Lacan (1955-56) en la resolución eficaz del complejo de Edipo. Ya que ésta, regulará el curso de la dialéctica edípica y de todas las consecuencias psíquicas resultantes; estableciendo un corte en la diada madre-hijo, sustituyendo el goce inicial materno por el goce fálico, fundamental para que el niño tome desitancia de la madre y se subjetivice— y permitiendo que éste  pase de ser el objeto de deseo materno a un sujeto de deseo.
Por esta razón, la función paterna confrontará al niño con la castración y la simbolización de la ley, permitiéndole acceder a la cultura.
Ahora bien, en la Psicosis la función del padre no entra, está forcluida, nunca existió. Al no pasar por la pérdida del objeto de goce materno, el psicótico se crea el mismo, sin atravesar por el otro para saber aquello que se cree ser. Éste no pierde nunca nada, porque no le falta nada, siempre hay una exactitud en las cosas y las posteriores sintomatologías psicóticas, darás prueba de ello.
La alucinación, el delirio o los neologismos, funcionarán para la estructura psicótica porque en ellas siempre hay completud, no hay falta.
Por tal razón, la psicosis brotará cuando se enfrente al nombre del padre, dando prueba de la imposibilidad del psicótico de tomar un lugar como sujeto en temáticas específicas para cada uno. Habrán puntos estructurales que impedirán la metaforización, ante lo cual, éste reponderá con el delirio o la alucinación, a modo de intento de ordenar y mantener la continuidad del ser.

El sinthome en la psicosis

El sinthome es una escritura antigua de symptôme que Lacan (1975-76) adoptó para designar la función de un síntoma que consiste en mantener unidos real, simbólico e imaginario. El síntoma es un compromiso entre la exigencia de satisfacción de la pulsión y la defensa del sujeto contra el goce. En la neurosis, los registros de lo real, lo simbólico y lo imaginario están anudados por un síntoma articulado con el padre. Ese síntoma es, por tanto, un sinthome. En la psicosis el sujeto no puede apoyarse ni en el Nombre del Padre ni en la función fálica para construirlo, por ende, cuando no hay sinthome, lo real, lo simbólico y lo imaginario no se mantienen unidos.
En este sentido, el psicótico está privado del Nombre del Padre, por tanto el sinthome, que mantiene unidos lo real, lo simbólico y lo imaginario, si existe, no está articulado con el significante del Nombre del padre, más bien, sustituye a lo forcluido (Ortega, 2013, p. 177).
Mediante el sinthome, Lacan (1975-76) intentará explicar cómo algunas psicosis lograrían compensarse parcialmente mediante una formación substitutiva y precaría, la cual permitiría a la personalidad psicótica tener algún anclaje con la realidad, mediante una adaptación conductual. Señalando que el sinthome se puede usar de diversas maneras, siendo la correcta aquella que consiste para un sujeto, en alcanzar su real y en no seguir siendo incauto del Padre.
Sin embargo, aunque un sujeto haya construido un sinthome, puede atravesar momentos psicóticos agudos por intermitencia cuando éste ya no funciona. Esta observación iría en apoyo de una concepción del sinthome como categoría, con diferentes subtipos y grados de estabilidad (Ortega, 2013, p. 178). 
 
Discusión del caso de R.M

Rasgos de la personalidad: El pensamiento discurre con normalidad. Recurrentes sueños de fragmentación del cuerpo. Afectividad lábil. Suspicacia y desconfianza general. Déficit sociales e interpersonales. Suspicacia. Evita el contacto visual. Sensible a las circunstancias ambientales. Autoestima pobre y oscilante. Carece de plan de vida (a la deriva). Inestabilidad afectiva con tendencia a la depresión. Hipocondría (preocupación excesiva por la salud) e intolerancia a la frustración. No refiere otras alteraciones de la sensopercepción, ni otras alteraciones del contenido-forma del pensamiento.
El núcleo familiar de R.M está conformado por el padre, la madre y su hermano mayor. Éste último al cumplir la mayoría de edad se va de casa para ingresar a las fuerzas armadas, por lo que desde los 14 años y hasta el día de hoy, R.M vive sólo con sus dos padres. El padre trabaja en una empresa de repuestos de automóviles y se caracteriza por ser un hombre extraño, solitario, muy retraido e introvertido. La madre de R.M es dueña de casa nunca ha trabajado ,sufre de obesidad, diabetes y ha sido desde la infancia de R.M, una madre sobreprotectora.
Ésta sobreprotección se evidencia desde la infancia de R.M, donde éste, a primera vista, era un hijo ejemplar. Nunca desobedecía a sus padres, se destacaba por su excelente rendimiento escolar e intachable comportamiento y por estar en todo momento limpio, peinado e impecable debido a los excesivos cuidados de la madre.
A los 17 años, se fuga de su hogar en compañía de su novia, ya que los padres de ésta no permitían la relación amorosa. Arrancan a la ciudad de Santiago alojando en la casa de una tía de la novia. A las pocas semanas regresa y decide repentinamente no terminar el cuarto año de enseñanza media, aludiendo que no le interesaba. Por presión parental y del cuerpo docente, logra graduarse a duras penas.
Tras salir del colegio, su novia termina la relación amorosa, lo que generó el factor desencadenante de su eventual primer brote psicótico (posible falla de la función paterna a nivel simbólico que retorna en lo real). Esta primera sintomatología residió en  alucinaciones en que R.M veía monstruos y demonios que lo atormentaban antes de poder consiliar el sueño. Al mismo tiempo, presentó delirios persecutorios con alucinaciones auditivas, los cuales consistían en pensar que el programa radial que solía escuchar, le entregaba mensajes advirtiéndole de las malas intenciones de sus amigos. Al mismo tiempo, comenzó a manifestar una fuerte hipocondría y psicosomática, siendo víctima de resfríos que lo mantenían en cama durante semanas.
La reacción de la familia ante lo acontecido fue inquietante, si bien asisten a la salud pública de urgencia ante el terror producido por los primeros sintomas del hijo, el cual es internado en el hospital psiquiátrico de Concepción por cuatro dias manifiestan hasta el día de hoy la tendencia a no continuar responsablemente con ningún tipo de terapia o tratamiento psiquiátrico, optando por la opción de confinar a R.M en su habitación, aislándolo del contacto con el mundo exterior a modo de protección. Ésto acarrió que R.M pasara los últimos ocho años de su vida en un ir y venir entre brotes psicóticos y compensación, entre contacto con el mundo exterior y aislamiento. Cuando éste lograba atenuar sus síntomas salía de su hogar, pero apenas volvía la sintomatología, volvía a su cerrazón, a veces por periodos que abarcaban meses.
Esta fragilidad provocó que R.M fuera incapaz de mantener en el tiempo actividad alguna. Ni pensar en un plan de estudios y los trabajos esporádicos que lograba obtener, eran rápidamente abandonados.
Tras esta breve presentación, precederé a exponer pormenorizadamente la sintomatología articulada a la probable estructura clínica.
A partir de esa presencia sobreprotectora de la madre, se puede inferir que hay algo del deseo de esa madre por el hijo que se pone en juego, donde el niño pudo llegar a experimentarse como un niño deseado. A su vez, la función paterna necesaria para la constitución del triángulo inaugural madre-niño-padre, habría fracasado por ser el padre de R.M, un padre distante e ineficaz en el estableciendo del corte en la diada madre-hijo. Vemos aquí un provable fracaso del primer tiempo del Edipo Lacaniano y de la función del Nombre del Padre; donde éste no habría intervenido eficazmente en la estructura en sus tres tiempos.
A su vez, la madre evidencia una conducta ambivalente respecto a R.M. Por un lado, desea a su hijo desmedidamente, cuidándolo en demasía desde sus primeras etapas de vida y por el otro, tras los cambios conductuales del hijo referentes a no tener ningún plan de vida, no hará absolutamente nada; demostrando un cierto goce en mantener a R.M como un bebé eterno, al cual pueda cuidar y retener en el domicilio para siempre.
Dicho de otro modo, la madre está costituida pero no habría sido suficiente para lograr esa juntura íntima con la vida. Falla de muchas maneras, por eso es una posible psicosis. La madre se sostuvo pero no logra introducir la ley paterna, por lo que no habría logrado transmitirle a R.M. la falta a nivel imaginario y en su deseo se completa con él. De ahí todas las dificultades de transmisión del Nombre del Padre por parte de este padre en particular.
Con relación al sinthome, la computación ha sido siempre el área de mayor interés para R.M. Por tal motivo, lo llamativo de este caso radica en que desde el momento que R.M. comienza su curso de computación, la sintomatología psicótica desaparece casi por completo. Desaparecen las alucinaciones y los delirios pero se mantienen en baja medida psicosimática e hipondría.
Para Lacan (1975-76) el sinthome es lo que garantiza la presencia del padre dividido y la preservación del vínculo con él. A partir del cado de Joyce, Lacan subrayará la importancia del artificio en el sentido clásico de medio ingenioso, de ejercicio de un arte en la constitución de la estructura seudoborromea del sinthome; artificio que en el caso de R.M, sería la computación.
En añadidura, habría un lazo del sinthome con algo en particular del sujeto. Lacan (1975-76) señala que se puede usar el sinthome de diversas maneras, siendo la correcta aquella que consiste para un sujeto, en alcanzar su real y en no seguir siendo incauto del padre.
En este sentido, el significante “computación” funcionaría ahora como el medio social de R.M. Éste se relaciona con personas cercanas a la computación, permitiéndole conformar un lazo social y proporcionando un significante que nombra al sujeto.

Consideraciones finales

Con respecto al origen de la psicosis, se reconocen desde las variadas perspectivas del psicoanálisis, algunos puntos en común. A pesar de las diferencias teóricas de cada autor, todos a su modo comprenden en las psicosis alguna falla significativa anterior al complejo de Edipo, poniendo el acento sobre el desarrollo psíquico precoz a partir de las primeras experiencias vividas por el niño en el seno de su familia, estableciendo el origen de  la psicosis en los momentos iniciales de la vida.
Si para Freud el tratamiento analítico estaba hecho preferentemente para el trabajo con neuróticos, será Lacan quien retomará la perspectiva freudiana para construir la teoría del fracaso de la metáfora paterna como base de todo proceso psicótico.
Se destaca el rol fundante del primer tiempo del Edipo lacaniano, como el espacio de completud total en que el psicotico quedaría cautivo de la relación fusional con el Otro materno, generada por la falla de la función paterna.
Por tal motivo, las circunstancias desencadenantes de la psicosis serán precisamente aquellas que instan al sujeto a asumir la realización del significante padre a nivel simbólico; por lo que ha falta de metáfora paterna, lo no simbolizado irrumpirá como una metáfora delirante.
Por otra parte, será Lacan quien por primera vez hablará del sinthome como posible tratamiento para la psicosis. Explicándo cómo algunas psicosis lograrían compensarse parcialmente mediante una formación substitutiva, la cual permitiría a la personalidad psicótica tener algún anclaje con la realidad.
Finalmente, la aplicabilidad del sinthome a la psicosis en general es quizá cuestionable, no obstante, con este trabajo se ha pretendido explorar el planteamiento teórico de Lacan con respecto al origen y posible tratamiento de la psicosis, aspectos que habrá que desarrollar y poner a prueba en estudios futuros. Cabría preguntarse hasta qué punto lo teórico se ajusta a la realidad de los procesos de psicosis y sinthome;  por eso el hecho de utilizar el caso de R.M. para sentar a nivel teórico un ejemplo coherente con la teoría psicoanalítica.


Referencias bibliográficas

Chemana y Vandermersch. (1998) Diccionario del psicoanálisis. Buenos Aires. Amorrortu.
Freud, S. (1913) Sobre la iniciación del tratamiento. En Obras Completas, (Vol, XII). Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1924) La pérdida de la realidad en la neurosis y la psicosis. En Obras Completas, (Vol, XIX). Buenos Aires: Amorrortu.
Lacan, J. (1955-1956) Seminario 3: Las Psicosis. Buenos Aires: Paidós.
Lacan, J. (1957-1958) Seminario 5: Las Formaciones del Inconsciente. Paidós.
Lacan, J. (1975-1976) Seminario 23: El Sinthome. Buenos Aires: Paidós.
Mahler, M (1984) Estudios 1: Psicosis infantiles y otros trabajos. Buenos Artes: Paidós.
Ortega, M. (2013), El sinthome en las psicosis. Tesis doctoral. Universidad complutense de madrid.
Segal, Hanna (1965). Introducción a la obra de Melanie Klein. Barcelona: Paidós.



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